PLANETA JOVEN "Ingresa a tu mundo"

En estos tiempos los jóvenes estamos en medio de un desastre. No podemos escapar del problema en el que nos han metido las generaciones pasadas. Sida, drogas, desordenes sexuales, violencia en extremo, familias en peligro de extinción, etc. Pero creemos que mejoraremos este asunto, lo haremos con la unidad de los jóvenes de todo el mundo. Con amor y pasión la realidad futura será otra de la que nos toca vivir hoy. No escaparemos, la enfrentaremos.

27 octubre, 2005

NECESITO UN ABRAZO

Hace veinte años, yo manejaba un taxi para poder vivir. Lo hacía en el turno nocturno.
Mi taxi se convirtió en un confesionario móvil. Los pasajeros se subían, se sentaban atrás de mí en total anonimato y me contaban acerca de sus vidas.
Encontré personas cuyas vidas me asombraban. Me adulaban, me hacían reír y también me deprimían.
Pero ninguna me conmovió tanto como la mujer que recogí en una noche de Agosto.
Respondí una llamada de unos pequeños edificios en una tranquila parte de la ciudad.
Asumí que recogería gente saliendo de una fiesta, alguien que había tenido una pelea con su amante o un trabajador que tenía que llegar temprano a una fábrica de la zona industrial de la ciudad.
Cuando llegué a las 2:30 a.m el edificio estaba oscuro excepto por una luz en la ventana del primer piso.
Muchos conductores sólo hacen sonar su "claxon" una o dos veces, esperan un minuto, y después se van.
Pero yo he visto a muchas personas empobrecidas que dependen de los taxis como su único medio de transporte.
Aunque la situación se veía peligrosa, yo siempre iba hacia la puerta. Este pasajero deber ser alguien que necesita de mi ayuda, razoné para mí.
Por lo tanto caminé hacia la puerta y respondió una frágil voz.
Pude escuchar que algo era arrastrado a través del piso, después de una larga pausa, la puerta se abrió.
Una pequeña mujer de unos ochenta años se paró frente a mí. Ella llevaba puesto un vestido floreado y un sombrero con un velo, como alguien de una película de los años 40'. A su lado una pequeña maleta de nylon.
El departamento se veía como si nadie hubiera vivido ahí durante muchos años. Todos los muebles estaban cubiertos con sábanas, no había relojes en las paredes. En la esquina había una caja de cartón llena de fotos y vajilla de cristal.
Repetía su agradecimiento por mi gentileza.
-"No es nada", le dije. "Yo sólo intento tratar a mis pasajeros de la forma que me gustaría que mi mamá fuera tratada".
-"Oh, estoy segura de que es un buen hijo", dijo ella. Cuando llegamos al taxi me dio una dirección, entonces preguntó: -"¿Podría manejar a través del centro?".
-"Esto no es el camino corto", le respondí rápidamente.
-"Oh, no importa", dijo ella, "No tengo prisa, estoy camino al asilo".
La miré por el espejo retrovisor, sus ojos estaban llorosos.
-"No tengo familia", ella continuó, "el doctor dice que no me queda mucho tiempo".
Tranquilamente alcancé y apagué el taxímetro.
-"¿Qué ruta le gustaría que tomara?", le pregunté.
Por las siguientes dos horas manejé a través de la ciudad. Ella me enseñó el edificio donde había trabajado como operadora de elevadores. Manejé hacia el vecindario donde ella y su esposo habían vivido cuando eran recién casados. Ella me pidió que nos detuviéramos enfrente de un almacén de muebles donde una vez hubo un salón de baile, al que ella iba a bailar cuando era niña.
Algunas veces me pedía que pasara lentamente frente a un edificio en particular, o una esquina y miraba en la oscuridad sin decir nada.
Con el primer rayo de sol apareciendo en el horizonte, ella repentinamente dijo:
-"Estoy cansada, vámonos ahora".

Manejé en silencio hacia la dirección que ella me había dado. Era un edificio bajo, como una pequeña casa de convalecencia, con un camino para autos que pasaba bajo un pórtico.
Dos asistentes vinieron hacia el taxi tan pronto como pudieron. Ellos eran muy amables, vigilando cada uno de sus movimientos. Ellos debían haber estado esperando su llegada.
Yo abrí el taxi y dejé su pequeña maleta en la puerta.
La mujer estaba lista para sentarse en una silla de ruedas.
-"¿Cuánto le debo?", ella preguntó, buscando en su bolsa.
-"Nada", le dije.
-"Tienes que vivir de algo", ella respondió.
-"Habrá otros pasajeros", yo respondí.
Casi sin pensarlo, me agaché y la abracé.
Ella me sostuvo con fuerza y dijo: - "Necesito un abrazo!!"
Apreté su mano, entonces caminé hacia la luz de la mañana.
Atrás de mí una puerta se cerró, fue como el sonido de una vida concluida.
No recogí a ningún pasajero en ese turno, manejé sin rumbo por el resto del día. No podía hablar, ¿Qué habría pasado si a la mujer la hubiese recogido un conductor malhumorado o alguno que estuviera impaciente por terminar su turno?, ¿Qué habría pasado si me hubiera rehusado a tomar la llamada, o hubiera tocado el claxon una vez, y me hubiera ido?
En una vista rápida, no creo que haya hecho algo más importante en mi vida.

Los grandes momentos son los que nos atrapan desprevenidos, aquellos que para otros son sólo pequeños momentos.
La gente tal vez no recuerde exactamente lo que tu hiciste o lo que tú dijiste... pero siempre recordarán cómo los hiciste sentir...
"Conserva el recuerdo del perfume de la rosa...
y fácilmente olvidarás que está marchita"


Desconozco su autor

ESTO SE LO DEDICO AL CORAZON MAS TIERNO DE TODOS

Te solté corazón


Un corazón herido busco consuelo para su tristeza, y lo hallo en otro corazón lleno de ternura y amor dispuesto a consolar y a darse a si mismo para que el corazón herido pueda ser sanado. El corazón herido hallo consuelo y también sanidad con su nuevo amigo, y una amistad de corazones nació. Y se sintieron bien el uno con el otro, y confortables. Lasos de verdad fueron uniéndolos, sin saber que cuando dos corazones se encuentran solo el arma de la mentira los puede separar y, aunque es posible sobrevivir, las heridas pueden ser irremediables. Ambos corazones hicieron un pacto de fidelidad, y lo cumplieron. El uno prometió cuidar al otro y así también el otro cuidaría del uno, para que nada ni nadie pudieran herirlos o aun peor, separarlos.
Una fuerza inexplicable los unió con fines aun ocultos que la vida sabrá descifrar. El corazón que antes estaba herido también ayudo a que el corazón valiente que en principio lo ayudo encontrara dentro de El algunas verdades. Estas son algunas de las cosas que pueden ocurrir cuando dos corazones se encuentran. Un día, uno de ellos dijo: necesito soltarte. El otro comenzó a asustarse, el temor lo asusto, ya que cuando un corazón ama a otro solamente el temor a perderlo puede matarlo. De que hablas, contesto el corazón asustado. Necesito soltarte para tenerte por siempre se explayo el corazón mas tierno de todos. Pues yo también te suelto, dijo el otro, pero es para tenerte por siempre. Y como los dos sabían de lo que hablaban, se sonrieron, uno de ellos, el más picaron, guiño un ojo y juntos, pero sueltos, vivieron.

Sergio Lopez (Py)

MI EXPRESION

Mi expresión es agresiva,
Mi postura radical y determinantemente firme.
Extremista a lo máximo y sin temor a equivocarme
Derribo murallas con la frente,
Si vienes las flechas venenosas las freno con el pecho,
De haber balas, con la cara,
Porque no estoy atrás sino al frente,
No estoy dudando sino avanzando.
El temor ha muerto y la duda se suicido.
Mi expresión es agresiva y no lo pienso dos veces,
Un fuego abrasador se desliza bajo mi piel y recorre mi cuerpo,
Me quema y me hace perder la razón.
Ya no soy yo, otra persona se apodera de mi existencia
Y es poderosamente seductora.
Pasión, mortificación y sangre,
Hay sangre por todas partes
Y al final un grito desgarrador penetra las profundidades del abismo.
La eternidad se rinde,
La muerte llora su derrota
Y la resurrección derrumba los argumentos perversos de destrucción
Para que la vida me posea para siempre.

Por: Sergio López (Paraguay)

UN POEMA QUE ME LO PASO MI AMIGA MARCELA DE ARGENTINA

Qué triste que son las noches
cuando hay niños en la calle
y en tanta mesa festiva
se vierte licor a mares.

Noches de lujo y brindis
donde no hay necesidades
brindis de pena amarga
la copa que llena el ambre


Porque hay niños sin abrigo
la lujuria es tan ingrata
y porque el hambre duele
como el licor embriaga...
es porque un niño triste
es tristeza para el alma.

Si alguna vez fui pequeño
y hoy conozco la abundancia
ya soy grande y lo que sobra
para entregar no me alcanza.

Quisiera poder nacer
al albor de una mañana
y ser abrigo y ser pan
en las noches solitarias
si yo también tengo un niño...
un niño triste en el alma.

Ningún paisaje más desolador
que la del abhandono, ni mayor
tristeza que la de tantos
niños sin niñez.


Carlos V. Petelski